No confío en las personas, es una «virtud» mía. No hasta que
demuestran que se lo merecen.
Sin embargo, me fío de los libros antes de conocerlos.
Antes de abrirlos, antes de ver qué contienen, tengo la
seguridad de que compartirán conmigo sus sentimientos, sus dudas y sus
preguntas, sus experiencias y sus expectativas. Que entre las líneas encontraré
un mensaje especialmente enviado para mí. Que descubriré las ideas que alguna
vez me han pasado por la cabeza.
No soy nadie para hablar de crítica literaria. Sólo
una lectora entre la multitud, una lectora que disfrutó a lo largo de su vida de
los mejores libros como saborear un buen vino y se tragó los malos como una cura
obligatoria.
Se grita que en nuestros días ya no existe la cualidad
literaria y me pregunto ¿por qué será? ¿Ha cambiado el valor de las palabras
con el paso del tiempo? ¿No impactan de igual manera? ¿Hemos perdido el derecho
a soñar?
Los que duermen con “Grandes esperanzas” en lugar de
almohada desintegran la última novela de vampiros aparecida. Se afirma que hoy
en día se apuesta por la cantidad y no por la calidad y que los valores
literarios, una especie casi desaparecida, se han dejados atrás. Que se usa un
lenguaje vulgar, que se abusa de adjetivos y que la erótica se lee más que la
histórica.
Pues, cualquier tipo de novela es un libro. Que el autor ha
nacido con el don de hacernos vivir su visión o dar vueltas y marearnos con
ideas sin sentido para uno, es cosa de diversidad. Que de un texto aprenderás
cómo tejer y de otro cómo fabricar una bomba casera es cosa de elección.
Porque leer un libro es vivir temporalmente en otro mundo y
ese punto de vista es unánime.
Que prefiero irme a un planeta nuevo descubierto en la
galaxia y enamorarme de una extraterrestre, el lugar de volver a la segunda
guerra mundial y revivir los métodos de tortura de los nazis es mi elección. Y
la de cada uno.
De todos los libros he aprendido una cosa: tanto el mejor
como el peor intentan enseñarnos los valores de la vida: que hay que luchar
para conseguirlo, que la esperanza existe aunque tome la forma de un ángel que
baja del cielo para ayudarnos, que el bueno siempre vence al malo, etc, etc.
Ahora, como adultos sensatos, sabemos que en la vida real
esas ideas son utopías. ¿Pero no las necesita uno para saltar las barreras que
la vida le pone cada día? ¿Puede alguien forzar a otro con qué soñar en
particular? ¿Puedes quitarle la esperanza?
Antes de desviarme, iré a dónde quería llegar: que en
cualquier libro, sin importar lo malo que fuera, encontrarás algo bueno. Que
las líneas que unos odiarán serán el áncora de otros.
Y que prefería que nuestros hijos dejen descansar la PS3 y se
leyeran un libro, sin importar si trata de las conquistas de Napoleón o de una
ciudad atacada por los zombis.
Leer no envenena.
Leer abre los ojos.
Leer es soñar, esperar lo bueno y vencer lo malo.
Leer es aprender sobre miedos e inseguridades.
Leer es buscar la hermosura entre la fealdad.
Leer es descubrir que no estás solo y que alguien más en el
mundo comparte tus pensamientos.
Y después de leer mucho, llegarás a distinguir los libros
buenos de los malos conforme con tu punto de vista, no según el canon literario.
Porque nadie puede quitarte el derecho de opinar.
Y porque cada uno elige su veneno.
7 comentarios:
Me parece que es una verdad como un pino,pero no solo hay que leer sino saber discriminar lo que se lee, y tener capacidad de crítica.
Pero leyendo esto también se aprende.
Me ha encantado tu entrada, además aunque sepamos que lo real es real necesitamos soñar despiertos también *O*
Un saludo^^
¡Hola! Me ha encantado tu entrada, tienes razón en todo lo que has dicho, de todos los libros aprendemos algo. Te sigo, así que me verás por aquí :) Un beso.
Cierto es que se saca más de un libro malo que de una película buena, pues con el libro activamos mecanismos en nuestra mente, utilizamos la imaginación y mejoramos nuestras aptitudes comunicativas. Aun así creo que es importante que las editoriales mantengan los estándares de calidad, justamente por el gran valor que tiene la palabra escrita. Y si queremos que esto siga siendo así, debemos luchar por que las estanterías no se conviertan nunca en la basura falsa y vulgar que contamina gran parte de la televisión. El libro debe ser protegido trate sobre el tema que trate, de los contenidos falsos y del lenguaje incorrecto, porque es a estos a los que acudimos cuando queremos que el ocio y la cultura se fusionen en una misma actividad.
Tienes razón, los estándares deben mantenerse, al menos los de la educación. Pero no hablaba de esto. Me refería al derecho de cada uno de leer lo que le apetece y poder opinar, aunque su opinión fuera totalmente contraria al otro lector. Me explico: un escrito que a ti te parece maravilloso, para mí puede no tener ningún valor y al revés. Además, todos sabemos lo que cuesta escribir y tengo respeto para cualquier autor, sin importar si me gusta o no su obra. ¿Qué aprendo de haberle leído? Simple: no repetir sus errores. No obstante, nunca podré afirmar: “esta obra es fabulosa y la otra es basura”, porque así lo certificaron cien críticos literarios. Quizá mi opinión fuera contraria y no me gustaría sentirme idiota por rehusar opinar igual y haber preferido otro tipo de lectura.
Entiendo que lo que estamos discutiendo son los cánones literarios, y en cuanto a ellos estoy totalmente de acuerdo contigo. ¿Cuántos escritores maravillosos han sido olvidados en la historia por no haber sido canonizados por la crítica? Te doy toda la razón, para gustos los colores y los que opinan que solo Gabriel García Márquez escribe bien, que le lean solo a él.
"Leer no envenena"...
Me encanto tu entrada
Te Sigo
Saludos.
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